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Hematología

La hematología es un campo médico especializado que se centra en el diagnóstico, el tratamiento y la gestión de los cánceres y  trastornos de la sangre y el sistema linfático. 

La hematología se ocupa de las enfermedades originadas en los tejidos hematopoyéticos, como la médula ósea, y el sistema linfático, que incluye los ganglios linfáticos, el bazo y la glándula tímica. La hematología es un campo en evolución con investigaciones, ensayos clínicos y avances continuos en las opciones de tratamiento para mejorar los resultados de los pacientes con cánceres y trastornos relacionados con la sangre. 

Los hematólogos especializados en el tratamiento de cánceres sanguíneos raros desempeñan un papel vital en la prestación de una atención integral a las personas afectadas. Emplean diversos métodos de diagnóstico para confirmar la presencia de estas enfermedades, que pueden implicar análisis de sangre, biopsias de médula ósea y análisis genéticos. El objetivo es controlar los síntomas, ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La supervisión y el seguimiento regulares son esenciales para seguir la evolución de la enfermedad y ajustar las estrategias de tratamiento según sea necesario. 

INDICACIONES: 

Las neoplasias mieloproliferativas (NMP) son un grupo de trastornos sanguíneos raros caracterizados por una sobreproducción de células sanguíneas en la médula ósea, lo que provoca un aumento del número de glóbulos rojos, glóbulos blancos o plaquetas en el torrente sanguíneo. Estas enfermedades raras pueden tener consecuencias graves y potencialmente mortales, como un mayor riesgo de trombosis, derrames cerebrales y otras complicaciones cardiovasculares. Las neoplasias mieloproliferativas pueden afectar a individuos de diversas edades y suelen progresar lentamente con el tiempo. Esto incluye afecciones como la policitemia vera, la trombocitemia esencial y la mielofibrosis primaria. 

Estas enfermedades suelen diagnosticarse mediante análisis de sangre, biopsias de médula ósea y pruebas genéticas y, por supuesto, la historia clínica y un examen físico para comprobar la presencia de síntomas y signos de la afección. El tratamiento de las NMP suele requerir un seguimiento continuo y la colaboración con especialistas, como los hematólogos, para adaptar los planes de tratamiento a las necesidades individuales de cada paciente. Estas patologías suelen ser crónicas y pueden requerir cuidados y seguimiento de por vida para garantizar los mejores resultados posibles y la mejor calidad de vida para las personas afectadas. 

Policitemia Vera (PV): es una producción excesiva de glóbulos rojos, que puede dar lugar a una sangre espesa y a un mayor riesgo de trombosis. 

Trombocitemia esencial (TE): es la producción excesiva de plaquetas, lo que puede conducir a un mayor riesgo de coagulación anormal de la sangre, derrame cerebral o hemorragia. 

Mielofibrosis primaria (MFP): consiste en la cicatrización (fibrosis) de la médula ósea, lo que puede mermar la capacidad de la médula para producir células sanguíneas. Esta enfermedad puede provocar anemia y un agrandamiento del bazo. 

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